Soberana Orden Militar Española de los
Caballeros Templarios
SANTIAGO
La
Orden
de
Santiago
es
una
orden
religiosa
y
militar
surgida
en
el
siglo
xii
en
el
reino
de
León.
Debe
su
nombre
al
patrón
de
España,
Santiago
el
Mayor.
Su
objetivo
inicial
era
proteger
a
los
peregrinos
del
Camino
de
Santiago
y
expulsar
a
los
musulmanes
de la península ibérica.
La
Orden
tuvo
su
origen
en
la
ciudad
de
Cáceres
a
partir
de
la
anterior
Orden
de
los
Fratres
de
Cáceres.
El
obispo
de
Santiago
de
Compostela
fomentó
esta
conversión
a
cambio
de
que
la
dicha
Orden,
en
su
avance
reconquistador
hacia
el
sur,
no
reclamase
la
devolución
del
arzobispado
a
Mérida,
donde
había
estado
hasta
que
la
invasión
de
los
musulmanes
recomendó
su
traslado
al
norte,
a
Santiago
de
Compostela.1
Tras
la
muerte
del
gran
maestre
Alonso
de
Cárdenas
en
1493,
los
Reyes
Católicos
incorporaron
la
Orden
a
la
Corona
de
España
y
el
papa
Adriano
VI
unió
para
siempre el maestrazgo de Santiago a la corona en 1523.
La
primera
República
suprimió
la
Orden
en
1873
y,
aunque
en
la
Restauración
fue
restablecida,
quedó
reducida
a
un
instituto
nobiliario
de
carácter
honorífico
regido
por
un
Consejo
Superior
dependiente
del
Ministerio
de
la
Guerra,
que
quedó
a
su
vez
extinguido tras la proclamación de la segunda República en 1931.
La
Orden
de
Santiago,
junto
con
las
de
Calatrava,
Alcántara
y
Montesa,
fue
reinstaurada
como
una
asociación
civil
en
el
reinado
de
Juan
Carlos
I
con
el
carácter
de
organización
nobiliaria
honorífica
y
religiosa,
y
como
tal
permanece
desde
finales
del
siglo
xx.
La
insignia
de
la
Orden
es
una
cruz
gules
simulando
una
espada,
con
forma
de
flor
de
lis
en
la
empuñadura
y
en
los
brazos.
Los
caballeros
portaban
la
cruz
estampada
en
el
estandarte
y
capa
blanca.
La
cruz
del
estandarte
tenía
una
venera
en
el
centro
y
otra
al final de cada uno de los brazos.
Las
dos
flores
de
lis
de
las
extremidades
laterales
representan
el
honor
sin
mancha,
que
hace
referencia
a
los
rasgos
morales
del
carácter del apóstol.3
La
espada
representa
el
carácter
caballeresco
del
apóstol
Santiago
y
su
forma
de
martirio,
ya
que
fue
decapitado
con
una
espada.
También
puede
simbolizar,
en
cierto
sentido,
tomar
la
espada
en
nombre de Cristo.
Se
dice
que
su
forma
tiene
origen
en
la
época
de
las
cruzadas,
cuando
los
caballeros
llevaban
pequeñas
cruces
con
la
parte
inferior
afilada
para
clavarlas
en
el
suelo
y
realizar
sus
devociones
diarias.4
En
realidad
la
historia
nos
indica
que
surge
en
la
España
de la Reconquista, tras la batalla de Clavijo (23 de mayo de 844)
Historia
Origen
Representación
de
Santiago
el
Mayor
como
Santiago
Matamoros,
llevando
el
manto
de
su
Orden.
Giovanni Battista Tiepolo (Museo de Bellas Artes, Budapest).
Entre
1157
y
1230,
la
dinastía
real
se
dividió
en
dos
ramas
opuestas,
por
lo
que
la
rivalidad
tiende
a
oscurecer
los
inicios
de
la
Orden.
Aunque
Santiago
de
Compostela,
en
Galicia,
es
el
centro
de
la
devoción
a
este
apóstol,
no
es
ni
la
cuna
ni
la
principal
sede
de
la
Orden.
Dos
ciudades
lucharon
por
tener
el
honor
de
ser
la
sede
de
la
Orden,
León,
en
el
viejo
reino
de
ese
nombre,
y
Uclés
en
el
nuevo
reino de Castilla.
Algunas
fuentes
apuntan
a
que
la
Orden
de
Santiago
fue
creada
a
raíz
de
la
victoria
en
la
batalla
de
Clavijo,
que
supuestamente
tuvo
lugar
en
La
Rioja
en
el
año
844.5
Aunque
la
atribución
a
la
creación
de
la
Orden
tras
dicha
batalla,
que
hoy
se
considera
un
hecho
ficticio
que
nunca
tuvo
lugar,6
se
debe
a
la
devoción
hacia
el
apóstol,
al
que
la
leyenda
atribuye
una
intervención
en
dicho
combate,
por
lo
que
la
representación
de
esta
batalla
se
repite
constantemente
en
cuadros,
esculturas,
miniaturas
y
relieves
pertenecientes a la Orden.7
Fundación militar
El
origen
de
esta
Orden
militar
es
confuso,
debido
a
la
doble
fundación
que
tuvieron
las
órdenes
militares.
La
primera
fundación
fue
militar,
cuando
en
el
año
1170
el
rey
Fernando
II
de
León
y
el
obispo
de
Salamanca,
Pedro
Suárez
de
Deza,
encargaron
a
un
grupo
de
trece
caballeros,
conocidos
como
los
Fratres
o
Caballeros
de
Cáceres,
la
defensa
de
la
ciudad
de
Cáceres
—que
tuvieron
que
abandonar
al
ser conquistada por los musulmanes—.
Este
grupo
de
caballeros
estaba
encabezado
por
Pedro
Fernández
de
Fuentencalada,
que
era
descendiente
de
los
reyes
de
Navarra,
por
línea
paterna,
y
de
los
condes
de
Barcelona,
por
la
materna.8
Del
resto
de
los
caballeros
destacan:
Pedro
Arias,
el
conde
Rodrigo
Álvarez
de
Sarria,
Rodrigo Suárez, Pedro Muñiz, Fernando Odoarez, señor de la Varra y Arias Fumaz, señor de Lentazo.
Según
relata
la
bula
fundacional,
estos
caballeros,
arrepentidos
de
la
vida
licenciosa
que
hasta
entonces
habían
llevado,
se
habían
unido
previamente
bajo
unos
mismos
estatutos
y
decidieron
formar
una
congregación
para
defender
a
los
peregrinos
que
visitaban
el
sepulcro
de
Santiago
Apóstol
en
Galicia y para guardar las fronteras de Extremadura.
Alfonso
VIII
de
Castilla
y
Leonor
de
Plantagenet
entregan
el
castillo
de
Uclés
al
maestre
de
la
Orden
de
Santiago
Pedro
Fernández
de
Fuentencalada
(Magister
P.
Ferrandi[z]),
hecho
que
sucedió
el
9
de
enero
de
1174.
Miniatura
perteneciente
al
Tumbo
menor
de
Castilla
(Archivo
Histórico
Nacional).
Sobre
las
viñetas se pueden apreciar las leyendas:
ALIENOR
:
REGINA
|
ALFONSUS
REX
:
|
MAGISTER
:
P
:
FERRANDI[Z]
|
CASTELLUM
DE
:
UCLES
|
QUIDAM FRATER.
Leonor,
reina;
Alfonso,
rey;
maestre
P.
Fernández;
castillo
de
Uclés
y
un
fraile
(literalmente
'hermano'),
respectivamente.
Anteriormente
a
1170,
los
primeros
que
tuvieron
la
idea
de
acudir
al
socorro
de
los
numerosos
peregrinos
que
se
dirigían
a
Compostela,
fueron
los
canónigos
regulares
de
San
Agustín.
Vivían
bajo
la
obediencia
de
un
prior
elegido
y
confirmado
por
ellos
en
el
convento
llamado
de
San
Loyo
o
San
Eloy
de
Loyo,
cerca
de
Compostela,
fundado
a
ejemplo
de
los
caballeros
de
la
Orden
de
Calatrava,
que
también estaba destinada a proteger la seguridad de los caminos.
Con
los
años
se
fueron
erigiendo
muchos
hospitales
para
albergar
a
los
peregrinos,
desde
los
Pirineos
hasta
la
citada
ciudad
de
Compostela.
Para
una
defensa
eficaz,
los
Freires
—o
Caballeros—
de
Cáceres
determinaron
asociarse
a
aquellos
religiosos
y
se
obligaron
por
voto
solemne
a
guardar
y
defender
aquellos
caminos.
Los
canónigos,
aceptando
el
ofrecimiento
de
los
caballeros,
convinieron
en
recibirlos
en
su
Orden,
vivir
con
ellos
en
comunidad
y
ser
sus
capellanes
para
dirigirlos
espiritualmente
y
administrarles
los
sacramentos.
Fue
entonces
cuando
los
Freires
de
Cáceres
cambiaron
su
nombre
al
de Freires de Santiago, organizándose así la Orden.
En
la
fundación
de
la
Orden
participaron
Cerebruno
y
Pedro
Gundesteiz,
arzobispos
de
Toledo
y
Santiago
de
Compostela;
Juan,
Fernando
y
Esteban,
obispos
de
León,
Astorga
y
Zamora,
respectivamente, así como el delegado papal, cardenal Jacinto.
El
29
de
julio
de
1170,
quedó
fundada,
organizada
y
establecida
la
Orden
de
Santiago,
y
en
1172
se
había
extendido
a
Castilla.
Aunque
la
Orden
de
Santiago
había
nacido
en
el
reino
de
León,
también
se
extendió
por
los
reinos
de
Portugal,
Aragón,
Francia,
Inglaterra,
Lombardía
y
Antioquía,
pero
su
expansión
fundamental
se
limitaría
a
los
reinos
de
León
y
Castilla.
Los
Caballeros
de
Ávila
se
agregaron a su regla.79
Fundación religiosa
Alejandro III aprobó la creación religiosa de la Orden mediante una bula otorgada el 5 de julio de 1175.
La
fundación
religiosa
hay
que
atribuírsela
al
rey
Alfonso
VIII
de
Castilla,
con
la
aprobación
del
papa
Alejandro
III
mediante
una
bula
otorgada
el
5
de
julio
de
1175
en
Ferentino,
cerca
de
Roma,
con
el
fin
de que fueran criados en temor a Dios:10
...y
para
remedio
de
la
flaqueza
humana,
se
permite
el
matrimonio
a
los
que
no
pudieran
ser
continentes;
guardando
a
la
mujer
la
fe
no
corrompida
y
la
mujer
al
marido,
porque
no
se
quebrante
la
continencia del tálamo conyugal, según la institución de Dios y la permisión del Apóstol San Pablo.
En
dicha
bula
aprobó
sus
constituciones
y
la
hizo
exenta
de
la
jurisdicción
de
los
frailes
ordinarios
o
comunes,
cuya
gracia
ratificaron
más
adelante
los
papas
Lucio
III,
Urbano
III
e
Inocencio
III
por
diferentes
bulas
que
arreglaron
igualmente
el
estado
de
los
caballeros
y
el
de
los
religiosos.
A
partir
de
este
momento
se
les
conoció
con
el
nombre
de
Caballeros
de
Santiago,
pues
el
de
Caballeros
o
Freires
de Uclés, que aparece en algunos documentos antiguos, no prevaleció.7
Como
efecto
de
este
doble
acto
fundacional
—institución
real
y
aprobación
pontificia—
la
Orden
quedó
constituida,
como
una
Militia
Christi,
con
vocación
tanto
religiosa
como
militar,
cuya
misión
era
el
«servicio
de
Dios,
el
ensalzamiento
y
defensa
de
la
Christiana
religion,
y
Fee
catholica
y
la
defensa
de
la Republica Christiana».11
Nombre
El
nombre
definitivo
de
la
Orden
tiene
su
fundamento
en
la
devoción
que
durante
los
siglos
medievales
se
tuvo
en
España
al
apóstol
Santiago.
Toda
España
considera
a
Santiago
el
Mayor
como
el
primero
en
predicar
el
evangelio
a
los
habitantes
de
Hispania.
Más
tarde,
volvió
a
Jerusalén,
donde
fue
el
primero
de
los
apóstoles
en
derramar
su
sangre
por
mandato
de
Herodes
Agripa
I
y,
según
la
tradición,
sus
discípulos
trasladaron
su
cuerpo
a
España
y
lo
depositaron
en
Iria
Flavia
(Galicia)
a
principios
del
siglo
ix.
Sus
reliquias
fueron
descubiertas
durante
el
reinado
de
Alfonso
II
el
Casto
iniciando
así
el
devenir
de
peregrinos
hacia
su
sepulcro
siendo
Teodomiro
obispo
de
Iria
Flavia
y
siendo
en
el
siglo
xii
cuando
la
sede episcopal se traslada a Compostela.
Es
natural
que
los
caballeros
se
encomendasen
de
un
modo
especial
al
patrocinio
de
Santiago
al
entrar
en
batalla,
y
es
lógico
que
creyeran
sentir
en
muchas
ocasiones
la
protección
celestial
gracias
a
la
intervención
favorable
del
apóstol.
Por
esto,
de
acuerdo
con
el
segundo
arzobispo
de
Compostela,
Pedro
Godoy,
en
12
de
febrero
de
1171
Pedro
Fernández
y
toda
su
milicia
se
consagraron
vasallos
y
caballeros
del
apóstol
Santiago,
nombrando
al
maestre
y
sus
sucesores
canónigos
de
la
iglesia
compostelana
y
el
arzobispo
y
los
suyos
frailes
de
la
nueva
Orden
de
caballería.
Así
todos
se
nombrarían en lo sucesivo Caballeros de Santiago y así los nombraría el papa en su bula.7
Todavía
se
conserva
un
cuadro
de
grandes
proporciones
que
representa
el
momento
en
que
Pedro
Fernández,
acompañado
de
los
primeros
caballeros
vistiendo
sus
capas
blancas
con
la
cruz
roja
de
Santiago
como
emblema
de
la
Orden,
presenta
al
papa
Alejandro
la
regla
para
su
confirmación.
Dicho
cuadro
estuvo
colgado
durante
muchos
años
en
la
parte
izquierda
de
la
nave
de
la
iglesia
del
monasterio de Uclés. Hoy se conserva en la sacristía del monasterio hasta que sea restaurado.8
Uclés, sede de la Orden
Monasterio de Uclés, sede de la Orden de Santiago.
Claustro del monasterio de Uclés.
Los
Caballeros
de
Santiago
tenían
posesiones
en
los
siguientes
reinos
de
la
península
ibérica:
León,
Castilla,
Aragón
y
Portugal;
pero
Fernando
II
de
León
y
Alfonso
VIII
de
Castilla
ponían
la
condición
de
que
la
sede
de
la
Orden
debía
estar
en
sus
respectivos
estados:
en
San
Marcos
de
León
y
Uclés.
De
ahí
surgió
un
largo
conflicto
que
solo
terminó
cuando,
en
1230,
Fernando
III
el
Santo,
unió
ambas
coronas.
Desde
entonces,
Uclés,
en
la
provincia
de
Cuenca,
es
considerada
como
la
sede
de
la
Orden,
Caput ordinis.
Tras
la
salida
de
los
Frates
de
Cáceres
del
reino
de
León,
obligados
por
la
pérdida
de
Cáceres,
su
primitiva
sede,
y
de
los
lugares
que
habían
adquirido
en
territorio
de
Badajoz,
ante
el
empuje
de
los
almohades,
pasaron
a
Castilla,
donde
fueron
bien
recibidos
por
su
rey
Alfonso
VIII.
Este,
entregó
el
castillo
de
Uclés
a
los
Caballeros
de
Santiago
para
que
defendiesen
aquella
comarca
y
la
de
Huete
de
los
ataques
musulmanes.
El
castillo
había
pertenecido
desde
1163
a
los
caballeros
de
San
Juan,
pero
el
rey
estaba
descontento
por
su
actuación
—ya
que
en
el
período
en
el
que
lo
ocuparon
no
hicieron
nada
notorio— y les retiró la posesión de dicho castillo fronterizo en favor de los santiaguistas.
El
9
de
enero
de
1174
tuvo
lugar
en
Arévalo
el
acto
solemne
por
el
cual
Alfonso
VIII
entregaba
el
castillo
y
la
villa
de
Uclés,
con
todas
sus
tierras,
viñas,
prados,
pastizales,
arroyos,
molinos,
pesquerías,
portazgos,
entradas
y
salidas,
al
maestre
de
la
Orden,
Pedro
Fernández
de
Fuentencalada.
El
acto
contó
con
la
presencia
de
los
prelados
y
nobles
del
reino
y
de
Alfonso
VIII
junto
con
su
esposa
Leonor
de Inglaterra.8
A
finales
de
aquel
mismo
mes
los
caballeros
de
la
Orden
de
Santiago
tomaron
posesión
de
la
villa
y
fortaleza
donadas
por
Alfonso
VIII,
acto
al
que
asistió
el
arzobispo
de
Santiago.
La
bandera
de
Santiago,
que
el
arzobispo
les
había
entregado
en
Compostela,
ondeó
por
vez
primera
en
la
torre
del
homenaje.
La
iglesia
de
Santa
María
del
Castillo
cambió
su
nombre
por
el
de
Santiago
hasta
que
se
construyó el convento con una nueva iglesia adecuada a las necesidades de la Orden.
En
Uclés
se
hallaba
el
monasterio
donde
el
gran
maestre
de
la
Orden
residía
habitualmente,
este
monasterio
fue
derruido
en
el
siglo
xvi
para
construir
el
actual
monasterio
que
comenzó
a
construirse
en
1529
y
se
terminó
en
1735.
Los
aspirantes
pasaban
un
año
y
un
día
de
prueba
en
el
monasterio.
Los
archivos de la Orden que estaban en Uclés pasaron en 1869 al Archivo Histórico Nacional en Madrid.
La
Orden
recibió
su
primer
artículo12
en
1171
del
cardenal
Jacinto
—más
tarde
papa
Celestino
III—
y
en 1175 la bula papal de Alejandro III.8
Principales acontecimientos
Los
caballeros
santiaguistas
estuvieron
presentes
en
todas
las
acciones
guerreras
de
la
Reconquista
y
sus
territorios
se
extendieron
principalmente
por
La
Mancha.
A
esta
Orden
pertenecían
pueblos
de
las
actuales provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia.
La
primera
acción
militar
notoria
en
la
que
intervinieron
fue
para
ayudar
al
ejército
de
su
protector
Alfonso
VIII
en
la
toma
de
la
ciudad
de
Cuenca,
en
1177.
Su
contribución
en
dicha
conquista
fue
tan
importante
que
el
rey
añadió,
en
el
terreno
recién
conquistado,
nuevas
donaciones
a
la
Orden,
entre
ellas:
Dos
casas
cerca
de
las
de
Aben-Mazloca,
en
el
mismo
alcázar
de
Cuenca,
dos
solares,
un
molino
en
el
río Moscas y un huerto próximo a este río.
Con
las
donaciones
hechas
a
Tello
Pérez
y
a
Pedro
Gutiérrez,
que
estos
a
su
vez
donaron
a
Pedro
Fernández,
el
fundador
de
la
Orden,
se
creó
al
poco
tiempo
el
Hospital
Santiago
Apóstol
en
Cuenca.
Una
de
las
trece
collaciones13
en
que
se
dividió
la
ciudad
se
llamó
también
Santiago,
quedando
su
iglesia dentro del recinto de la misma catedral.8
Alfonso
VIII
cedió
también
Uclés
a
Pedro
Fernández
para
que
se
estableciera
allí
y
defendiera
la
frontera,
según
Escritura
Real
extendida
en
Arévalo
el
3
de
enero
de
1174,
siendo
desde
entonces
la
casa
principal
de
la
Orden.
Asimismo
cedió
a
la
Orden
Moya
en
1211,
a
las
que
se
unirían
posteriormente
Ossa
de
Montiel,
Campo
de
Criptana,
Pedro
Muñoz,
Montiel
y
Alhambra.
La
congregación
prosperó,
adquiriendo
bienes
y
territorios
y
llegó
a
formar
una
especie
de
diócesis
con
capital en Uclés, cuyo prior tenía autoridad casi episcopal.
La
rápida
propagación
de
la
Orden
se
debió
a
que
su
regla
era
menos
rígida
que
las
de
las
demás
órdenes
—es
la
única
Orden
militar
cuyos
caballeros
podían
casarse—,
eclipsando
a
las
más
antiguas
de
Calatrava
y
Alcántara
y
cuyo
poder
fue
reputado
en
el
extranjero
incluso
antes
de
1200.
La
primera
bula
de
confirmación,
la
de
Alejandro
III,
ya
enumeró
un
gran
número
de
dotaciones.
La
Orden
de
Santiago
sola
tenía
más
posesiones
que
las
órdenes
de
Calatrava
y
Alcántara
juntas.
En
España,
estos
bienes
incluían
83
encomiendas,
de
las
cuales
tres
fueron
reservadas
a
los
grandes
comendadores,
dos
ciudades,
178
condados
y
aldeas,
200
parroquias,
cinco
hospitales,
cinco
conventos
y
la
Universidad
de
Salamanca.
Los
caballeros
eran
entonces
400
y
se
podían
reunir
más
de
1000
lanzas.
Tenían
posesiones
en
Portugal,
Francia,
Italia,
Hungría
e
incluso
Palestina.
Abrantes,
su
primera
encomienda
en
Portugal,
data
del
reinado
de
Alfonso
I,
en
1172,
y
pronto
se
convirtió
en
una
Orden
distinta, ya que el papa Nicolás IV, en 1290, la libera de la jurisdicción de Uclés.14
Gonzalo
Ordóñez
fue
elegido
gran
maestre
de
la
Orden
en
León,
al
mismo
tiempo
que
Gonzalo
Rodríguez
(1195).
Se
marchó
a
Castilla
y
sirvió
a
Alfonso
VIII.
A
la
muerte
del
anterior
maestre
en
1203,
fue elegido en Uclés y solo vivió dos años más.15
Caballeros santiaguistas durante una batalla de la Reconquista.
En
tiempos
del
tercer
maestre,
Sancho
Fernández
de
Lemus,
los
almohades
comandados
por
el
califa
Abu
Yaqub
Yúsuf
al-Mansur
(Yúsuf
II),
vencedor
en
la
batalla
de
Alarcos
en
1195
frente
a
Alfonso
VIII
y
donde
encontraron
la
muerte
diecinueve
santiaguistas,
realizaron
una
ofensiva
general
por
tierras
de
Castilla,
llegando
hasta
Uclés
dos
años
más
tarde.
El
maestre,
en
medio
del
desconcierto
de
los
reinos
cristianos,
resistió
en
el
castillo
ucleseño
con
sus
gentes,
mientras
otras
fortalezas,
como
las
de
Madrid
y Guadalajara, se sometieron a Yúsuf II.816
Los
caballeros
de
Santiago
participaron
en
la
reconquista
de
las
comarcas
de
Teruel
y
Castellón
y
combatieron
en
la
batalla
de
las
Navas
de
Tolosa
(1212),
en
la
que
el
maestre
Pedro
Arias
murió
junto
a
un gran número de caballeros santiaguistas.
Tras
la
muerte
de
Alfonso
VIII
en
1214
acontecieron
disturbios
en
la
Orden.
En
1233
sus
caballeros
acudieron
a
la
batalla
de
la
toma
de
Jerez
de
la
Frontera
y,
tres
años
más
tarde,
a
las
conquistas
de
Úbeda
y
Córdoba.
Pelayo
Pérez
Correa
fue
el
maestre
que
mayor
esplendor
dio
a
la
Orden,
induciendo
a
Fernando
III
el
Santo
a
que
pusiera
sitio
a
Sevilla.
Durante
dicho
sitio,
270
caballeros
dirigidos
por
su
maestre
se
internaron
demasiado
en
la
sierra
y
al
llegar
la
noche
sin
haber
logrado
la
derrota
completa
de
los
enemigos,
se
les
apareció
la
Virgen
María,
a
la
que
pidieron
que
detuviese
el
curso
del
sol
pronunciando
la
deprecación:
«Santa
María,
detén
tu
día».
En
recuerdo
de
este
suceso
se
edificó
más
tarde,
en
aquel
lugar,
la
ermita
de
la
Virgen
de
Tentudía
—Detén-tu-día—,
donde
dicen
que
fue
sepultado
dicho
maestre
en
1275.
Pérez
Correa
fue
sucedido
por
Gonzalo
Ruiz
Girón,
quien
murió
a
causa de las heridas recibidas en Alcaudete en 1280.16
Tras
la
muerte
de
Vasco
Rodríguez
de
Coronado,
maestre
de
la
Orden
entre
1327
y
1338,
el
consejo
de
los
Trece,
así
llamado
porque
lo
componían
trece
caballeros
designados
de
entre
los
gobernadores
y
comendadores
de
la
Orden,
eligieron
como
maestre
al
sobrino
de
este,
Vasco
López.
Por
intervención
personal
del
rey
Alfonso
XI
de
Castilla
con
el
fin
de
retener
el
cargo
para
su
hijo
bastardo,
el
infante
Fadrique
Alfonso
de
Castilla,
hijo
de
Leonor
Núñez
de
Guzmán
y
sobrino
de
Alonso
Meléndez
de
Guzmán,
este
último
fue
nombrado
maestre
en
1338
y
se
anuló
la
elección
de
Vasco
López
aduciendo
defectos en la elección.
La
intromisión
del
rey
en
las
reglas
sucesorias
de
la
Orden
provocó
grandes
disputas,
ya
que
legalmente
los
maestres
eran
elegidos
entre
los
freires
con
voto
de
castidad,
con
consentimiento
y
nombramiento
posterior
por
el
papa.
Los
comentarios
de
este
acerca
de
Alonso
y,
sobre
todo,
de
Leonor
le convirtieron en enemigo del rey.
Alonso
de
Guzmán
luchó
al
lado
del
rey
en
la
conquista
del
reino
de
Algeciras,
pero
fue
asesinado
por
él
para
nombrar
finalmente
al
infante
Fadrique,
de
8
años
de
edad,
como
maestre
de
la
Orden
en
1342.17
En
1358,
Fadrique
fue
mandado
asesinar
en
Sevilla
por
su
hermanastro,
el
rey
Pedro
I
de
Castilla,
que
nombró
en
su
lugar
a
Juan
de
Padilla,
hermano
de
la
favorita
del
rey,
María
de
Padilla.
Sin
embargo,
los
caballeros
de
la
Orden
se
negaron
a
reconocerle
y
le
derrotaron
cerca
de
Uclés,
falleciendo
Padilla
durante
la
lucha.
Los
maestres
posteriores,
Fernando
Osórez,
Pedro
Fernández
y
Pedro
Muñiz,
murieron
en
la
guerra
con
Portugal,
pero
la
Orden
se
repuso
durante
el
prolongado
maestrazgo
de
Lorenzo Suárez de Figueroa, que fundó el convento de Santiago de Sevilla.16
Los
monarcas
castellano-leoneses
concedieron
privilegios
a
la
Orden
que
permitieron
repoblar
extensas
regiones
de
Andalucía
y
Murcia.
Durante
el
siglo
xv,
la
Orden
trasladó
su
radio
de
acción
a
Sierra
Morena
y
tomó
la
población
de
Llerena
(Badajoz)
como
lugar
habitual
de
residencia
de
sus
maestres,
proporcionando un alto crecimiento tanto en esta población como en sus alrededores.16
En
1453,
Enrique
IV
de
Castilla
se
hizo
cargo
de
la
administración
de
la
Orden
hasta
que
Alfonso
de
Castilla
alcanzara
la
mayoría
de
edad.
Entre
1462
y
1463
nombró
maestre
provisional
a
Beltrán
de
la
Cueva.
En
1463,
cuando
fue
mayor
de
edad,
es
nombrado
como
maestre
titular
el
infante
Alfonso
de
Castilla.
En
1474,
Juan
Pacheco,
marqués
de
Villena,
abdicó
en
favor
de
su
hijo
Diego
después
de
siete
años
de
gobierno.
Esta
decisión
disgustó
a
la
mayor
parte
de
los
caballeros
y
provocó
un
cisma
en
la
Orden
y
grandes
luchas,
ya
que,
al
mismo
tiempo,
Rodrigo
Manrique
y
Alonso
de
Cárdenas
pretendían
el
maestrazgo.
Fue
nombrado
Rodrigo
por
Uclés
y
Alonso
por
San
Marcos.
A
la
muerte
de
Rodrigo
Manrique,
los
Reyes
Católicos
pusieron
término
a
las
disputas
quedándose
con
la
administración
durante un tiempo y nombrando maestre a don Alonso, quien les acompañó en la guerra de Granada.16
Incorporación a la Corona de Castilla
Con
el
paso
del
tiempo
y
la
finalización
o
ralentización
de
la
Reconquista,
la
Orden
de
Santiago
se
vio
implicada
en
las
luchas
internas
de
la
Corona
de
Castilla.
Al
mismo
tiempo,
los
inmensos
bienes
de
la
Orden
la
obligaron
muchas
veces
a
sostener
las
encontradas
pretensiones
de
la
Corona.
El
título
conllevaba
gran
poder,
tanto
territorial
—se
podía
ir
desde
Uclés
a
Portugal
sin
pisar
fuera
de
los
territorios
de
la
Orden—
como
económico
—el
maestre
de
la
Orden
llegó
a
obtener
una
renta
anual
de
64 000 florines de oro—.
Siendo
el
cargo
de
gran
maestre
de
tal
influencia,
las
luchas
y
banderías
internas
también
eran
frecuentes
para
alcanzar
semejante
dignidad.
Hasta
tal
punto
habían
desacreditado
a
la
Orden
estos
escándalos,
que
a
la
muerte
del
gran
maestre
Alonso
de
Cárdenas
en
1493,
los
Reyes
Católicos
hallaron
una
excusa
para
pedir
a
la
Santa
Sede
una
providencia
capaz
de
poner
término
a
los
escándalos,
al
tiempo
que
subrayaban
los
grandes
gastos
que
la
guerra
de
Granada
había
supuesto
a
la
Corona.
Así,
los
Reyes
pidieron
a
Alejandro
VI
que
les
concediese
la
administración
del
gran
maestrazgo
de
la
Orden,
medida
que
podía
considerarse
como
de
necesidad
y,
al
mismo
tiempo,
como
una
especie
de
recompensa
de
sus
grandes
sacrificios
por
la
fe
católica.
El
papa
accedió
a
la
demanda
y
con
bula
del
mismo
año
otorgó
la
administración
de
la
suprema
dignidad
de
la
Orden
de
Santiago
a
los Reyes Católicos.
Tras
la
muerte
de
Fernando
el
Católico,
le
sucedió
en
la
administración
el
emperador
Carlos
I,
en
cuyo
tiempo
el
papa
Adriano
VI
unió
para
siempre
a
la
Corona
de
España
los
maestrazgos
de
Santiago,
Calatrava
y
Alcántara
en
1523.
Hasta
entonces,
el
gran
maestre
de
Santiago
era
elegido
por
el
consejo
de los Trece.8716