Soberana Orden Militar Española de los
Caballeros Templarios
Felipe IV de Francia
Para otros monarcas, véase Felipe IV (desambiguación).
Para
otros
monarcas
con
el
nombre
de
«Felipe
el
Hermoso»,
véase
Felipe
el
Hermoso.
Felipe IV el Hermoso
Rey de Francia
Rey de Navarra, conde de Champaña y Brie
Philippe IV le Bel.jpg
Rey de Francia
5 de octubre de 1285 – 29 de noviembre de 1314
Predecesor
Felipe III
Sucesor
Luis X
Rey de Navarra
Conde de Champaña y Brie
(Junto a Juana I)
16 de agosto de 1284 – 4 de abril de 1305
Predecesor
Juana I
Sucesor
Luis X de Francia
Información personal
Coronación
6 de enero de 1286, Reims
Nacimiento
1 de julio de 1268
Fontainebleau, Francia
Fallecimiento
29 de noviembre de 1314
Fontainebleau, Francia
Entierro
Basílica de Saint-Denis
Familia
Dinastía
Capetos
Padre
Felipe III
Madre
Isabel de Aragón
Consorte
Juana I de Navarra
Descendencia
Luis X
Felipe V
Carlos IV
Isabel de Francia
Royal Coat of Arms of Navarre (1285-1328).svg
Escudo de Felipe IV el Hermoso
[editar datos en Wikidata]
Felipe
IV
de
Francia,
llamado
Felipe
el
Hermoso
(Fontainebleau,
1
de
julio
de
1268
- 29 de noviembre de 1314), fue rey de Francia y de Navarra.
Miembro
de
la
dinastía
de
los
Capetos,
fue
el
segundo
hijo
del
rey
Felipe
III
el
Atrevido
y
de
su
primera
esposa
Isabel
de
Aragón.
Tuvo
como
preceptor
a
Guillermo
de
Ercuis,
antiguo
capellán
de
su
padre
en
su
juventud.
Tanto
sus
enemigos
como
sus
admiradores
lo
apodaban "El Rey de Mármol" o "El Rey de Hierro". Destacó por su personalidad rígida y severa. Uno de sus más acérrimos opositores,
el
obispo
de
Pamiers
Bernard
Saisset,
dijo
de
él:
«No
es
un
hombre
ni
una
bestia.
Es
una
estatua».[cita
requerida]
El
papa
Bonifacio
VIII lo trató de «falsificador».[cita requerida].
La
muerte
de
su
hermano
mayor,
Luis,
envenenado
a
los
11
años
de
edad
(1276),
lo
convirtió
en
el
heredero
de
su
padre,
al
que
sucedió
a
su
muerte
(5
de
octubre
de
1285).
Fue
un
rey
aficionado
a
la
caza
y
orgulloso
de
la
grandeza
de
su
linaje
(promovió
la
canonización
de
su
abuelo
Luis
IX
de
Francia).
Supo
rodearse
de
consejeros
y
coadjuntores
competentes
que
compartieran
sus
ideas
y
gracias
a
ello
fortaleció
el
poder
central
del
rey
de
Francia,
tanto
nacional
como
internacionalmente.
Entre
sus
consejeros,
cabe
destacar
la
figura
de
Enguerrand
de
Marigny.
Esa
política
hizo
evolucionar
a
la
Monarquía.
Fortaleció
la
Corona,
sobre
todo
en
el
aspecto
financiero,
con
la
institución
de
un
tribunal
de
cuentas
y
la
sustitución
de
las
prestaciones
militares
personales
de
los
vasallos
por
impuestos
en
dinero
destinados
a
contratar
mercenarios. La expulsión de los judíos en 1306 respondió también a móviles económicos.
En cuanto a su título de rey de Navarra, al morir en 1305 su esposa Juana, pasó el título al hijo de ambos Luis I de Navarra.
Saneamiento de las finanzas del reino
Para
sanear
las
finanzas
del
reino
de
Francia,
compró
el
Quercy
a
los
ingleses
por
un
pago
de
3,000
libras.
Atacó
injustamente
a
quienes
tenían dinero, lo que implicó a los religiosos de la Iglesia católica, los lombardos, los judíos y los templarios.
Para
obtener
el
paso
del
ejército
francés,
a
fin
de
evacuar
la
Guyena,
Felipe
prometió
a
su
hermana,
Margarita
de
Francia,
en
matrimonio
al
rey
Eduardo
I
de
Inglaterra.
Después,
comprometió
a
su
propia
hija
Isabel
de
Francia,
con
el
heredero
inglés
resultante
de
la
primera
unión
(el futuro rey Eduardo II de Inglaterra).
El conflicto con el papa Bonifacio VIII
Desde
el
principio
del
reinado
de
Felipe
el
Hermoso
se
habían
producido
conflictos
entre
los
señores
eclesiásticos
y
los
oficiales
reales
por
el
ejercicio
de
todo
tipo
de
derechos
sobre
los
hombres
y
las
tierras,
que
en
general
se
resolvieron
en
favor
de
la
jurisdicción
real,
a
pesar
de
las
protestas
de
los
obispos
y
del
papa.
El
nuevo
papa
Bonifacio
VIII,
elegido
el
día
de
Nochebuena
de
1294,
se
propuso
hacer
valer
su
plenitudo
potestatis
sobre
los
reyes
y
en
1296
promulgó
la
epístola
decretal
o
bula
Clericis
laicos
en
la
que
prohibía
a
los
soberanos
cualquier
exacción
fiscal
sobre
el
clero
sin
autorización
pontificia,
bajo
pena
de
excomunión.
La
bula
papal
provocó
un
breve
período
de
tensión
con
el
rey
Felipe
que
pronto
se
solucinó
mediante
un
compromiso.2
Bonifacio
VIII,
que
entonces
tenía
otras
preocupaciones
como
los
conflictos
con
los
aragoneses
de
Sicilia
y
los
Colonna,
se
encontraba
en
la
penuria
y
cedió
pronto.
Las
bulas
Romana
mater
(febrero
de
1297)
y
Etsi
de
statu
(julio
de
1297)
hicieron
que
el
rey
ganara
la
causa.
Este
último
documento
contenía
una
renuncia
formal
a
las
pretensiones
emitidas
en
la
epístola
decretal
Clericis
laicos,
en
defensa
de
los
bienes
eclesiásticos
contra
la
arbitrariedad
de
los
reyes[cita
requerida].
A
finales
del
verano
de
1301
la
detención
del
obispo
de
Pamiers,
Bernard
Saisset,
por
orden
del
rey
bajo
la
acusación
de
traición
desencadena
un
gravísimo
conflicto
con
el
papa
Bonifacio
VIII,
porque
la
detención
constituía
una
clara
violación
de
los
privilegios
eclesiásticos,
ya
que
únicamente
el
papa
podía
juzgar
a
un
obispo.
El
motivo
del
arresto
fue
forzar
a
una
solución
del
conflicto
por
la
jurisdicción
de
Pamiers
que
enfrentaba
al
Conde
de
Foix,
que
tenía
el
apoyo
del
rey,
y
a
la
Iglesia
que
contaba
con
la
intervención
del
papa
que
había
puesto
esa
diócesis
bajo
su
protección
directa.
Sin
embargo
el
objetivo
último
tenía
mucho
más
calado
pues
pretendía
arrancar
a
Bonifacio
VIII
el
reconocimiento
de
la
jurisdicción
suprema
del
rey
sobre
todos
sus
súbditos,
incluidos
los
miembros
de
la
alta
jerarquía
eclesiástica, es decir, un reconocimiento de la superioridad absoluta del rey sobre el papa en el interior de su reino.2
El
24
de
octubre
en
Senlis,
ante
Felipe
y
su
consejo,
se
presentaron
los
cargos
contra
el
obispo,
cuya
gravedad,
según
el
rey,
justificaban
su
intervención:
Saisset
habría
intentado
arrastrar
al
conde
de
Foix
en
un
complot
dirigido
al
levantamiento
del
Languedoc
contra
el
rey;
además
habría
difundido
una
falsa
profecía
de
san
Luis,
rey
de
Francia,
según
la
cual
la
dinastía
de
los
Capetos
perdería
el
reino
bajo
el
reinado
de
su
nieto.
Sin
embargo,
las
actas
del
proceso
no
muestran
ninguna
prueba
que
acredite
esas
acusaciones.
Unos
días
más
tarde
el
consejero
real
y
célebre
legista
Guillermo
de
Nogaret
envía
una
carta
a
Bonifacio
VIII
para
justificar
la
actuación
del
rey,
en
ella
amplía
la
acusación
de
traidor
a
la
de
hereje
(se
le
acusa
de
haber
afirmado
que
la
fornicación
no
era
pecado
y
que
el
sacramento
de
la
penitencia
era inútil). Así el rebelde contra el rey se convertía también en rebelde contra Dios.2
"Este
texto
es
de
una
gran
importancia
histórica.
Es
en
efecto
el
primero
donde
se
manifiesta
la
transformación
religiosa
del
poder
real.
(...)
Nogaret
declaraba
en
nombre
de
Felipe
el
Hermoso
y
dirigiéndose
a
Bonifacio
VIII
un
principio
inédito
y
lleno
de
consecuencias:
Lo
que
es
cometido
contra
Dios,
contra
la
fe
o
contra
la
Iglesia
romana,
el
rey
lo
considera
cometido
contra
él
(...)
El
reino
se
convierte
en
un
cuerpo
místico cuya cabeza, es decir el rey, esta investida de todos los poderes para preservar la unidad de la fe".2
Felipe
intentó
obtener
el
desafuero
por
parte
del
papa,
pero
Bonifacio,
en
la
bula
Ausculta
fili
(Escucha,
hijo),
hecha
pública
el
5
de
diciembre
de
1301,
reprueba
al
rey
francés
por
no
haber
tomado
en
cuenta
otra
bula,
la
Clericis
laicos
sobre
los
impuestos
a
los
clérigos,
y
por
no
obedecer
al
obispo
de
Roma.
En
Francia,
la
bula
fue
quemada,
y
en
lugar
de
la
"Ausculta
Fili",
circuló
inmediatamente
una
Bula
falsificada
(probablemente
obra
de
Pierre
de
Flote)
llamada
Deum
time.
Sus
cinco
o
seis
líneas
altaneras
se
pensaron
para
incluir
una
cuidadosa
frase:
...Scire
te
volumnus
quod
in
spiritualibus
et
temporalibus
nobis
subes
(i.
e.,
queremos
que
sepas
que
tu
eres
nuestro
súbdito
tanto
en
los
asuntos
espirituales
como
en
los
temporales).
Como
si
ello
no
bastara
también
se
añadía
que
quien
lo
negara
era
un
hereje (lo cual era una frase hiriente para "el nieto de San Luis").
Bonifacio
VIII
convoca
a
los
obispos
franceses
a
Roma
para
juzgar
al
rey
Felipe,
culpable
de
unos
abusos
inauditos
contra
la
Iglesia.
Felipe
responde
en
1302
acusando
de
herejía
al
papa
ante
la
reunión
de
los
representantes
del
clero
y
de
la
nobleza
y
por
primera
vez
de
la
ciudad
de
París,
lo
que
constituye
el
nacimiento
de
los
Estados
Generales
de
Francia,
y
además
convoca
un
concilio
general
para
juzgarlo.
El
rey,
en
palabras
de
Nogaret,
se
había
convertido
en
el
"ángel
de
Dios"
enviado
para
actuar
en
su
nombre.
Esta
concepción
"pontifical"
del
poder
del
rey
volverá
a
aparecer
amplificada
en
1307
en
el
proceso
contra
los
Templarios,
durante
el
cual
Felipe
es
definido
como
"ministro de Dios" y "campeón de la fe" al que incumbe "la defensa de la Iglesia", de la cual el rey debía "rendir cuentas a Dios".2
Bonifacio
VIII
mediante
la
bula
Unam
Sanctam
declaró,
por
el
contrario,
la
supremacía
del
poder
espiritual
sobre
el
poder
temporal
y,
por
esta
vía,
la
superioridad
del
papa
sobre
los
reyes,
siendo
estos
últimos
responsables
ante
el
jefe
de
la
Iglesia.
De
hecho,
intentó
instaurar
una teocracia occidental.
Los
legistas
falsificaron
la
bula
para
volverla
injuriosa
contra
el
poder
civil
y
contra
Francia
[cita
requerida].
Con
el
apoyo
de
la
población
y
de
los
eclesiásticos,
el
rey
envió
a
su
consejero
y
futuro
Guardasellos,
el
caballero
Guillermo
de
Nogaret,
con
una
pequeña
escolta
armada
a
Italia,
al
objeto
de
arrestar
al
papa
y
de
hacerlo
juzgar
por
un
Concilio.
Nogaret
se
reunió
con
un
enemigo
personal
de
Bonifacio
VIII,
Sciarra Colonna, miembro de la nobleza romana, quien le señaló que el papa se refugiaba en Anagni en Italia.
Nogaret
y
Colonna
llegaron
a
Anagni
y
encontraron
al
papa
solo
en
la
gran
sala
del
palacio
episcopal,
abandonado
por
sus
partidarios.
El
anciano
hombre
de
68
años
estaba
sentado
sobre
un
escaño
alto,
vestido
como
de
ceremonia
y
no
reaccionó
a
la
irrupción
de
la
tropa
armada.
Al
ver
aproximarse
a
Guillermo
de
Nogaret
y
a
Sciarra
Colonna,
inclinó
levemente
la
cabeza
y
declaró:"
He
aquí
mi
cabeza,
he
aquí
mi
tiara:
moriré,
es
cierto,
pero
moriré
siendo
Papa."
Guillermo
de
Nogaret
retrocedió,
impresionado,
mientras
que
Sciarra
Colonna,
en
su
odio
hacia
Bonifacio
VIII,
avanzó
insolentemente
y
le
dio
un
cachetazo
con
su
manopla
de
hierro.
Con
la
violencia
del
golpe,
el
anciano
cayó
estrepitosamente
de
su
trono.
Poco
después,
la
población
de
la
ciudad,
avergonzada
de
haber
abandonado
al
papa,
se
dirigió
al
palacio
y
detuvo
a
los
franceses.
Pero
era
demasiado
tarde:
la
violencia
de
la
que
había
sido
víctima,
había
quebrantado
definitivamente
la
razón
de
Bonifacio
VIII.
El
papa
murió
un
mes
más
tarde
sin
reconocer
a
sus
parientes
y
rehusando
la
extremaunción.
Este
episodio
se
denominó el «atentado de Anagni» y ocurrió en el año 1303.
Este
enorme
escándalo
salpicó
a
Felipe
el
Hermoso,
si
bien
él
no
era
directamente
responsable,
pero
aquellos
que
no
lo
sabían,
dedujeron
que era mejor no oponerse al rey de Francia.
Extinción de la Orden de los Templarios
La
muerte
de
Bonifacio
VIII
permitió
a
Felipe
IV
hacer
elegir
a
papas
franceses
(Benedicto
XI
en
1303
y
Clemente
V
en
1305).
El
rey
encontró,
además,
en
el
papa
Clemente
V
a
una
personalidad
más
maleable
que
estaba
bajo
su
poder.
Así
que,
entre
otras
cosas,
le
pidió
la
supresión
de
la
Orden
del
Temple
en
1307,
tras
un
juicio
de
siete
años
al
que
estuvieron
sujetos
cerca
de
quince
mil
hombres,
entre
ellos
el
Gran
Maestre,
Jacques
de
Molay,
que
junto
con
otros
dos
templarios,
fue
quemado
en
París
por
supuesta
herejía.3El
13
de
octubre
de
1307,
los
templarios
fueron
llevados
a
prisión,
por
orden
del
rey
Felipe,
después
de
haberlos
torturado
para
que
admitieran
su
herejía.
El
Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, pereció en la hoguera en París en el año 1314.4
Política exterior
Felipe
IV
mantuvo
un
interés
expansivo
hacia
el
este,
hacia
las
regiones
de
habla
francesa
al
este
del
río
Saona.
El
conde
Otón
IV
de
Borgoña
pidió
ayuda
al
rey
francés
para
sacudirse
de
los
lazos
con
el
Imperio
que
los
reyes
Rodolfo
I
de
Habsburgo
y
Adolfo
de
Nassau
hacían
imponer.5
El
2
de
marzo
de
1295,
el
rey
francés
obtuvo
un
tratado
con
el
conde
de
Borgoña,
por
el
que
se
acordó
el
compromiso
matrimonial
de
Juana,
hija
del
conde
de
Borgoña,
con
un
hijo
del
rey
de
Francia,
que
sería
Felipe
el
Largo,
y
aportaría
como
dote
el
condado
de
Borgoña.
La
guerra
civil
comenzó
en
el
condado,
el
rey
de
los
Romanos
se
alió
con
el
rey
inglés
para
asegurar
los
derechos
imperiales
en
el
condado.
Sin
embargo,
el
dinero
francés
hizo
al
rey
alemán
romper
la
alianza
con
Inglaterra
y
retirarse
del
conflicto
con
Francia.6
El
rey
Felipe
IV
de
Francia
intervino
en
el
condado
y
en
1297
asumió
el
control
del
territorio.7
La
boda
de
Juana
de
Borgoña
se
llevó
a
cabo
con
Felipe
el
Largo
y
tuvo
lugar
en
1307,
pero
en
1318
siendo
rey
confirmó
a
Juana
la
posesión
hereditaria
del
condado,
una
vez
fallecido
su
hijo
varón.8
En
1312
Lyon
fue
incorporado
el
dominio
real.9
En
1308
fracasó
el
intento
de
la
candidatura
de
su
hermano
Carlos de Valois como rey de los Romanos, ya que al papado necesitaba un balance de poder que lo liberara de la presión francesa.10
Escándalo de la torre de Nesle
Artículo principal: Escándalo de la torre de Nesle
En
abril
de
1314,
meses
antes
de
la
muerte
de
Felipe
el
Hermoso,
hubo
un
gran
escándalo.
Margarita
de
Borgoña,
señora
de
Luis
X
de
Francia,
ya
rey
de
Navarra
(por
su
madre
Juana
I
de
Navarra),
y
Blanca
de
Borgoña
(v.
1296-1326),
mujer
de
Carlos
(futuro
Carlos
IV
de
Francia)
fueron
denunciadas
por
Isabel
de
Francia,
hija
de
Felipe
el
Hermoso
y
reina
de
Inglaterra.
Las
nueras
del
rey
habrían
engañado
a
sus
maridos
con
los
hermanos
Felipe
de
Aunay
y
Gauthier
de
Aunay,
ambos
caballeros
del
palacio
real.
Las
implicaciones
políticas
fueron
tan graves que el castigo que se les dio fue ejemplar.
Los
dos
amantes
fueron
juzgados
y
condenados
por
el
crimen
de
lesa
majestad,
siendo
ejecutados
en
la
plaza
pública
de
Pontoise.
Despellejados
vivos,
sus
genitales
fueron
cortados
y
tirados
a
los
perros.
Finalmente
fueron
decapitados
y
sus
cuerpos
arrastrados
y
colgados
por
las
axilas
a
la
horca.
Tal
crueldad
se
explica
por
la
afrenta
hecha
a
la
familia
real,
pero
también
por
poner
en
peligro
la
legitimidad de la descendencia de la dinastía.
Margarita
de
Borgoña
fue
condenada
a
llevar
el
cabello
rapado
y
conducida
en
un
carro
cubierto
de
sábanas
negras
hacia
Château-
Gaillard.
Ocupó
una
celda
abierta
a
los
vientos
en
la
cima
del
torreón,
donde
murió
en
1315.
Algunos
dicen
que
fue
estrangulada,
pero
sus
condiciones de encarcelamiento no ponen en duda una muerte por desgaste del cuerpo.
Blanca
de
Borgoña
también
fue
rapada,
pero
se
benefició
de
un
«tratamiento
favorable»,
en
comparación
con
el
de
su
prima
Margarita,
debido
a
que
era
la
mujer
del
hijo
menor,
no
del
futuro
rey
de
Francia.
La
encerraron
bajo
tierra
por
siete
años
y
luego
obtuvo
la
autorización
de
tomar
el
hábito
religioso.
Se
convirtió
en
reina
de
Francia
estando
aún
en
prisión,
el
21
de
febrero,
hasta
que
su
matrimonio
fue anulado el 19 de mayo de 1322 por el papa Juan XXII.
En
tercer
lugar,
la
condesa
Juana
de
Borgoña,
hermana
de
Blanca,
esposa
del
futuro
rey
de
Francia
Felipe
V,
fue
encerrada
en
Dourdan
como
cómplice
por
haber
guardado
secreto
sobre
los
amoríos.
Apoyada
por
su
madre
Mahaut
de
Artois,
se
reconcilió
con
su
marido,
cuando este era ya el rey Felipe V y se convirtió en reina de Francia en 1317.
Fallecimiento
Felipe
el
Hermoso
murió
tras
un
accidente
de
caza,
a
consecuencia
de
un
derrame
en
una
zona
no
motriz
del
cerebro,
el
29
de
noviembre
de
1314
en
Fontainebleau.
Sus
restos
fueron
enterrados
en
la
basílica
de
Saint-Denis.
A
petición
propia,
su
corazón
fue
llevado
al
monasterio
de
Poissy
en
compañía
de
la
Gran
Cruz
de
los
Templarios.
Su
sepultura,
como
la
de
otros
príncipes
y
dignatarios
que
reposaban en ese lugar, fue profanada por los revolucionarios en 1793.
Le sucedió su hijo Luis X de Francia, “Luis el Obstinado”.