Soberana Orden Militar Española de los
Caballeros Templarios
El antiguo nombre del Kemet (km.t), o ‘tierra negra’, deriva de los fértiles limos negros
depositados por las inundaciones del Nilo, distintos de la ‘tierra roja’ (dsr.t) del desierto. El
nombre se transformó en kīmi y kīmə en la etapa copta de la lengua egipcia, y fue traducido al
primitivo griego como Χημεία (Jemía) o Habie.
Miṣr, el nombre oficial árabe (مصر) de Egipto es de origen semítico y significa "estrecho". El
nombre hebreo para Egipto es מִצְרַיִם (mitzráyim), que significa literalmente ‘dos estrechos’, por
una referencia a la separación histórica en el Alto y Bajo Egipto. Miṣr significaba originalmente
‘metrópoli’, ‘civilización’ y también ‘país’ o ‘tierra fronteriza’. El nombre مصر deriva de la raíz
semítica صار (ṣr), que indica angostura. Algunos dicen que la etimología de la palabra hebrea
מַצֵר (metzar) deriva de la raíz צור (ṣr, صار) y el prefijo מֵ (me). מַצֵר también es escrita מֵיצַר
(meytzar). Otros dicen que deriva de מֵי (mey), agua, y צֵר (tzar), angosto.
El nombre en español, Egipto, proviene del latín Aegyptus, derivado a su vez de la palabra
griega Αίγυπτος (Aigyptos). El término fue adoptado en copto como Gyptios, y pasó al árabe
como Qubt. Se ha sugerido que la palabra es una corrupción de la frase egipcia ḥwt-k3-ptḥ, que
significa ‘casa del espíritu (ka) de Ptah’, el nombre de un templo al dios Ptah en Menfis. Según
Estrabón, el término griego Aigyptos significaba ‘más allá del Egeo’ (Aἰγαίου ὑπτίως, Aegaeon
uptiōs).
La Biblia hace referencia a Egipto y sus habitantes más de 700 veces. A Egipto por lo general se
le llama Mizraim (Mits·rá·yim) en las Escrituras Hebreas, seguramente debido a la importancia o
preponderancia de los descendientes de ese hijo de Cam en dicha región. (Gé 10:6.) En algunos
salmos se le denomina “la tierra de Cam”. (Sl 105:23, 27; 106:21, 22.)6
Historia
La riqueza que aportaba el fértil limo tras las inundaciones anuales del río Nilo, junto a la
ausencia de poderosos pueblos por su aislamiento, debido a que el valle del Nilo está situado
entre dos amplias zonas desérticas, permitieron el desarrollo de una de las primeras y más
deslumbrantes civilizaciones en la historia de la humanidad.
Los primeros pobladores de Egipto, alcanzaron las riberas del Nilo, por entonces un
conglomerado de marismas y foco de paludismo, escapando de la desertización del Sahara. Las
primeras comunidades hicieron habitable el país, y se estructuraron en regiones llamadas
nomos. Pasado el tiempo y tras épocas de acuerdos y disputas los nomos se agruparon en dos
proto-naciones, denominadas el Alto y el Bajo Egipto alrededor del año 4000 a. C. Egipto se
unifica alrededor del año 3100 a. C., desde el faraón Menes (Narmer en su nombre egipcio).
La historia del Antiguo Egipto se divide en tres imperios con períodos intermedios de conflictos
internos y dominación por gobernantes extranjeros. El Imperio Antiguo se caracterizó por el
florecimiento de las artes7 y la construcción de inmensas pirámides.8 Durante el Imperio Medio
(2050-1800 a. C.), tras una etapa de descentralización, Egipto conoció un período de esplendor
en su economía. En el Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) la monarquía egipcia alcanzó su edad
dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo sus dominios bajo la dirección de los
faraones de la dinastía XVIII. La última dinastía fue derrocada por los persas en el año 341 a. C.,
quienes a su vez fueron sustituidos por gobernantes griegos y romanos, periodo que comenzó
hacia el aAntiguo Egipto
Artículo principal: Antiguo Egipto
El Busto de Nefertiti, del escultor Tutmose, es una obra maestra del arte del Antiguo Egipto.
Los egipcios construyeron monumentos y complejos funerarios para sus faraones y grandes
templos, con obeliscos en los cuales grabaron los títulos y alabanzas del faraón, con pinturas
representando la vida divina o terrenal de este. También esculpieron grandes estatuas pétreas
representando a dioses y faraones, y pequeñas piezas de orfebrería, con metales y piedras
preciosas, y labores de artesanía realizadas en piedra, fayenza o delicadamente talladas en
madera. Desarrollaron su propio sistema de escritura, los jeroglíficos, con sus variantes: la
escritura hierática y posteriormente la demótica, simplificando su grafía. El egipcio fue de los
primeros pueblos en entrar en la Historia, dejando a la posteridad tratados de medicina,
matemáticas y relatos mitológicos e históricos, escritos en papiros o grabados en piedra o
madera.ño 30 a. C. como resultado de la derrota de Cleopatra y Marco Antonio en la batalla de
Actium, que trajo siete siglos de paz relativa y estabilidad económica. Desde mediados del siglo
IV, Egipto formó parte del Imperio Oriental, que se convirtió en el Imperio bizantino
El Antiguo Egipto fue una civilización que se originó a lo largo del cauce medio y bajo del río Nilo,
y que alcanza tres épocas de esplendor faraónico en los periodos denominados Imperio Antiguo,
Imperio Medio, Imperio Nuevo, Baja Época y Decadencia Alcanzaba desde el delta del Nilo en el
norte, hasta Elefantina, en la primera catarata del Nilo, en el sur, llegando a tener influencia desde
el Éufrates hasta Jebel Barkal, en la cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su
territorio también abarcó, en distintos periodos, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo,
la península del Sinaí, y un gran territorio occidental dominando los dispersos oasis.
Históricamente, fue dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente.
La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3500 años. Comenzó con la unificación de
algunas ciudades del valle del Nilo,1 alrededor del año 3150 a. C.,2 y convencionalmente se da
por terminado en el año 31 a. C., cuando el Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto
ptolemaico, que desaparece como Estado.3 Este acontecimiento no representó el primer período
de dominación extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la vida política
y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su cultura. Su
identidad cultural había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los reyes de
Babilonia (siglo VI a. C.) y Macedonia (siglo IV a. C.), desapareciendo su religión con la llegada
del cristianismo, en la época de Justiniano I, cuando en 535 fue prohibido el culto a la diosa Isis,
en el templo de File.
Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el África nororiental
y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo. El río Nilo fue la clave para el
éxito de la civilización egipcia, ya que este permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía
una significativa ventaja sobre otros oponentes: el légamo fértil depositado a lo largo de los
bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar una forma de
agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo
y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.
La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una literatura
independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos naturales y humanos,
caracterizado sobre todo por la irrigación de la fértil cuenca del Nilo y la explotación minera del
valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos como las
grandes obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de África del este y central y con las
del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío capaz de derrotar a cualquier enemigo, y
que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación territorial de civilizaciones vecinas en
diversos períodos. La motivación y la organización de estas actividades estaba encomendada a
una burocracia de élite sociopolítica y económica, los escribas, bajo el control del Faraón, un
personaje semidivino, perteneciente a una sucesión de dinastías, que garantizaba la cooperación
y la unidad del pueblo egipcio en el contexto de un elaborado sistema de creencias religiosas.45
Los muchos logros de los egipcios incluyen la extracción minera, la topografía y las técnicas de
construcción que facilitaron el levantamiento de monumentales pirámides, templos y obeliscos,
unos procedimientos matemáticos, una práctica médica eficaz, métodos de riego y técnicas de
producción agrícola, las primeras naves conocidas,6 la tecnología del vidrio y de la fayenza, las
nuevas formas de la literatura y el tratado de paz más antiguo conocido, firmado con los hititas.7
Egipto dejó un legado duradero, su arte y arquitectura fueron ampliamente copiados, y sus
antigüedades se llevaron a los rincones más lejanos del mundo. Sus ruinas monumentales han
inspirado la imaginación de los viajeros y escritores desde hace siglos. Un nuevo respeto por las
antigüedades y excavaciones en la época moderna han llevado a la investigación científica de la
civilización egipcia y a una mayor apreciación de su legado cultural.8
Las evidencias arqueológicas indican que la civilización egipcia comenzó alrededor del VI milenio
a. C., durante el Neolítico, cuando se asentaron los primeros pobladores (véase el periodo
predinástico). El río Nilo, en torno al cual se asienta la población, ha sido la línea de referencia
para la cultura egipcia desde que los nómadas cazadores-recolectores comenzaron a vivir en sus
riberas durante el pleistoceno. Los rastros de estos primeros pobladores quedaron en los objetos y
signos grabados en las rocas a lo largo del valle del Nilo y en los oasis.
A lo largo del Nilo, en el XI milenio a. C., una cultura de recolectores de grano había sido sustituida
por otra de cazadores, pescadores y recolectores que usaban herramientas de piedra. Los
estudios también indican asentamientos humanos en el sudoeste de Egipto, cerca de la frontera
con Sudán, antes del 8000 a. C. La evidencia geológica y estudios climatológicos sugieren que los
cambios del clima, alrededor del 8000 a. C., comenzaron a desecar las tierras de caza y pastoreo
de Egipto, conformándose paulatinamente el desierto del Sáhara. Las tribus de la región tendieron
a agruparse cerca del río, en donde surgieron pequeños poblados que desarrollaron una economía
agrícola. Hay evidencias de pastoreo y del cultivo de cereales en el este del Sáhara en el VII
milenio a. C.
Alrededor del 6000 a. C., ya había aparecido en el valle del Nilo la agricultura organizada y la
construcción de grandes poblados. Al mismo tiempo, en el sudoeste se dedicaban a la ganadería y
también construían. El mortero de cal se usaba en el 4000 a. C. Es el denominado periodo
predinástico, que empieza con la cultura de Naqada.
Entre el 5500 y el 3100 a. C., durante el Predinástico, los asentamientos pequeños prosperaron a
lo largo del Nilo. En el 3300 a. C., momentos antes de la primera dinastía, Egipto estaba dividido
en dos reinos, conocidos como Alto Egipto Ta Shemau y Bajo Egipto Ta Mehu.9 La frontera entre
ambos se situaba en la actual zona de El Cairo, al sur del delta del Nilo.
La historia de Egipto, como Estado unificado, comienza alrededor del 3050 a. C. Menes (Narmer),
que unificó el Alto y el Bajo Egipto, fue su primer rey. La cultura y costumbres egipcias fueron
notablemente estables y apenas variaron en casi 3000 años, incluyendo religión, expresión
artística, arquitectura y estructura social.
La cronología de los reyes egipcios da comienzo en esa época. La cronología convencional es la
aceptada durante el siglo XX, sin incluir cualquiera de las revisiones que se han hecho en ese
tiempo. Incluso en un mismo trabajo, los arqueólogos ofrecen a menudo, como posibles, varias
fechas e incluso varias cronologías, y por ello puede haber discrepancias entre las fechas
mostradas en las distintas fuentes. También se dan varias posibles transcripciones de los nombres.
Tradicionalmente la egiptología clasifica la historia de la civilización faraónica dividida en dinastías,
siguiendo la estructura narrativa de los epítomes de la Aigyptiaká (Historia de Egipto), del
sacerdote egipcio Manetón.
Periodos de la historia de Egipto
Periodo predinástico (c. 5500 a. C.-3200 a. C.)
Artículo principal: Periodo predinástico
Véanse también: Naqada I y Naqada II.
Perro amratiense de piedra. Louvre.
Los primeros pobladores de Egipto alcanzaron las riberas del río Nilo, por entonces un
conglomerado de marismas y foco de paludismo, en su huida de la creciente desertización del
Sáhara.
Un típico Naqada II jarra decorada con gacelas. (Periodo predinástico)
Se sabe por los restos arqueológicos que antiguamente el Sáhara tenía un clima mediterráneo, más
húmedo que el actual. En los macizos del Ahaggar y el Tibesti había abundante vegetación. Para
aquellos pobladores, el Sáhara sería una extensa estepa con grandes herbívoros que cazar. Las
culturas saharianas son, en gran medida, desconocidas, pero no por ello inexistentes.
Las sucesivas fases del neolítico están representadas por las culturas de El Fayum, hacia el 5000 a.
C., la cultura tasiense, hacia el 4500 a. C. y la cultura de Merimde, hacia el 4000 a. C. Todas ellas
conocen la piedra pulimentada, la cerámica, la agricultura y la ganadería. La base de la economía
era la agricultura que se realizaba aprovechando el limo, fertilizante natural que aportaban las
anuales inundaciones del río Nilo.
Vasija de terracota con forma de ave (Naqada II).
Louvre.
Tras estas culturas aparecieron la badariense y la amratiense o Naqada I, entre 4000 y 3800 a. C.
Hacia el año 3600 a. C. surge la gerzeense o Naqada II, que se difunde por todo Egipto, unificándolo
culturalmente. Esta consonancia cultural llevará a la unidad política, que surgirá tras un periodo de
luchas y alianzas entre clanes para imponer su supremacía.
Para lograr mayor eficacia y producción, hacia 3500 a. C., comenzaron a realizarse las primeras
obras de canalización y surge la escritura con jeroglíficos en Abidos. En esta época comenzaron los
proto-estados:
Las primeras comunidades hicieron habitable el país y se organizaron en regiones llamadas nomos.
Los habitantes del Delta tenían una organización feudal y llegaron a establecer dos reinos con dos
jefes o monarcas respectivamente. Un reino estaba asentado en un lugar pantanoso, que se llamaba
reino del Junco y tenía como símbolo un tallo de junco. Su capital era Buto; tenían a una cobra como
tótem. El otro reino tenía como capital a Busiris y como tótem un buitre pero su símbolo era una
abeja y llegó a conocerse como reino de la Abeja. Ambos reinos estaban separados por un brazo del
río Nilo.
El reino de la Abeja conquistó al reino del Junco de manera que el Delta quedó unificado. Pero
algunos de los vencidos huyeron a establecerse en la zona del Alto Egipto donde fundaron ciudades
dándoles el mismo nombre que aquellas que habían dejado en el Delta. Por eso muchas ciudades
de esta época tienen nombres semejantes en el Alto y Bajo Egipto. Esta gente fue prosperando
considerablemente hasta llegar a organizarse en un Estado.
Periodo protodinástico (c. 3200-3000 a. C.)
Artículo principal: Periodo protodinástico
Véase también: Naqada III
Paleta ceremonial de época protodinástica. Louvre.
Considerado la fase final del periodo predinástico, también conocido como dinastía 0, predinástico
tardío, o periodo Naqada III. Está regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en Tinis, se
hacen representar con un serej y adoran a Horus. El nombre de estos reyes figura en la Piedra de
Palermo, grabada 700 años después. En este periodo surgen las primeras auténticas ciudades, tales
como Tinis, Nubet, Nejeb, Nejen, etc. Son típicos de esta época los magníficos vasos tallados en
piedra, cuchillos y paletas ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer pudo ser el último
rey de esta época, y el fundador de la dinastía I.
Periodo Arcaico (c. 3100-2686 a. C.)
Artículo principal: Periodo Arcaico
Cuchillo ceremonial de época arcaica. Royal Ontario Museum.
A finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos; los principales
eran: el de Hieracómpolis (Nejen) en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto. El proceso de
unificación fue llevado a cabo por los reyes de Hieracómpolis.
La tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto reflejado en las Listas Reales.
Este personaje es, según Alan Gardiner, el rey Narmer, el primer faraón del cual se tiene constancia
que reinó sobre todo Egipto, tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la paleta de
Narmer. Este periodo lo conforman las dinastías I y II.
Egipto durante los imperios antiguo y nuevo.
Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a. C.)
Artículo principal: Imperio Antiguo
Estatua de Kefrén.
Las Pirámides de Giza.
Bajo la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis, de donde procede la
denominación del país, ya que el nombre del principal templo, Hat Ka Ptah "casa del espíritu de
Ptah", que pasó al griego como Aegyptos, con el tiempo designó primero al barrio en el que se
encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino.
En la época de la tercera dinastía comenzó la costumbre de erigir grandes pirámides y
monumentales conjuntos en piedra, gracias al faraón Dyeser. También las grandes pirámides de
Guiza, atribuidas a los faraones Keops, Kefrén y Micerino se datan en este periodo.
La dinastía V marca el ascenso del alto clero y los influyentes gobernadores locales (nomarcas), y
durante el largo reinando de Pepy II se acentuará una época de fuerte descentralización,
denominada primer periodo intermedio de Egipto. El Imperio Antiguo comprende las dinastías III a
VI.
Primer Periodo Intermedio (c. 2190-2050 a. C.)
Artículo principal: Primer periodo intermedio
Fue una época donde el poder estaba descentralizado y transcurre entre el Imperio Antiguo y el
Imperio Medio. Comprende desde la Dinastía VII hasta mediados de la Dinastía XI, cuando
Mentuhotep II reunificó el país bajo su mando. A pesar de la decadencia, esta época destacó por un
gran florecimiento literario, con textos doctrinales o didácticos, que muestran el gran cambio social.
El importante cambio de mentalidad, así como del crecimiento de las clases medias en las ciudades
originó una nueva concepción de las creencias, reflejándose en la aparición de los denominados
Textos de los Sarcófagos. Osiris se convirtió en la divinidad más popular, con Montu y Amón. Los
nomos de Heracleópolis y Tebas se constituyeron como hegemónicos, imponiéndose finalmente este
último. Son las dinastías VII a XI.
Mentuhotep II. MMNY.
Reino Medio (c. 2050-1750 a. C.)
Artículo principal: Imperio Medio
Amenemhat III, el último monarca grande del Imperio Medio.
Se considera que se inicia con la reunificación de Egipto bajo Mentuhotep II. Es un periodo de gran
prosperidad económica y expansión exterior, con faraones pragmáticos y emprendedores. Este
periodo lo conforma el final de la dinastía XI y la XII.
Se realizaron ambiciosos proyectos de irrigación en El Fayum, para regular las grandes
inundaciones del Nilo (Provocadas por las grandes masas de agua del mar Mediterráneo
evaporadas en los desiertos cercanos al imperio), desviándolo hacia el lago Moeris (El Fayum).
También se potenciaron las relaciones comerciales con las regiones circundantes: africanas,
asiáticas y mediterráneas. Las representaciones artísticas se humanizaron, y se impuso el culto al
dios Amón. A mediados de 1800 a. C., los dirigentes hicsos vencieron a los faraones egipcios; lo que
comenzó como una migración paulatina de libios y cananeos hacia el delta del Nilo, se transformó
con el tiempo en conquista militar de casi todo el territorio egipcio, originando la caída del Imperio
Medio. Los hicsos vencieron porque poseían mejores armas, y supieron utilizar el factor sorpresa.
Segundo Periodo Intermedio (c. 1800-1550 a. C.)
Artículo principal: Segundo periodo intermedio
Durante gran parte de este periodo dominaron Egipto los gobernantes hicsos, jefes de pueblos
nómadas de la periferia, especialmente libios y asiáticos, que se establecieron en el delta, y tuvieron
como capital la ciudad de Avaris. Finalmente, los dirigentes egipcios de Tebas declararon la
independencia, siendo denominados la dinastía XVII. Proclamaron la "salvación de Egipto" y
dirigieron una "guerra de liberación" contra los hicsos. Fueron las dinastías XIII a XVII, parcialmente
coetáneas.
Ramsés II. Imperio Nuevo. Luxor.
Imperio Nuevo (c. 1550-1070 a. C.)
Artículo principal: Imperio Nuevo
Es un periodo de gran expansión exterior, tanto en Asia —donde llegan al Éufrates— como en Kush
(Nubia). La dinastía XVIII comenzó con una serie de faraones guerreros, desde Amosis I hasta
Tutmosis III y Tutmosis IV. Bajo Amenofis III se detuvo la expansión y se inició un período de paz
interna y externa.
Después de un período de debilidad monárquica, llegaron al poder las castas militares, la dinastía
XIX o Ramésida que, fundamentalmente bajo Seti I y Ramsés II, se mostró enérgica contra los
expansionistas reyes hititas.
Durante los reinados de Merenptah, sucesor de Ramsés II, y Ramsés III, de la dinastía XX, Egipto
tuvo que enfrentarse a las invasiones de los Pueblos del Mar, originarios de diversas áreas del
Mediterráneo oriental (Egeo, Anatolia), y de los libios.
Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes) de Hatshepsut es el edificio principal del complejo de
templos funerarios en Deir el-Bahari.
Los faraones del Imperio Nuevo iniciaron una campaña de construcción a gran escala para promover
al dios Amón, cuyo creciente culto se asentaba en Karnak. También construyeron monumentos para
glorificar a sus propios logros, tanto reales como imaginarios. Hatshepsut utilizará tal hipérbole
durante su reinado de casi veintidós años que fue muy exitoso, marcado por un largo período de paz
y prosperidad, con expediciones comerciales a Punt, la restauración de las redes de comercio
exterior, grandes proyectos de construcción, incluyendo un elegante templo funerario que rivaliza
con la arquitectura griega de mil años más tarde, obeliscos colosales y una capilla en Karnak.
A pesar de sus logros, el heredero de Hatshepsut, su hijastro Tutmosis III, trató de borrar toda huella
de su legado hacia el final del reinado, apropiándose de muchos de sus logros. Él también intentó
cambiar muchas tradiciones establecidas que se habían desarrollado a lo largo de siglos.
Posiblemente fue un intento inútil de evitar que otras mujeres se convirtiesen en faraón y frenar así
su influencia en el reino.
Alrededor de 1350 a. C., la estabilidad del Imperio parecía amenazada, aún más cuando Amenhotep
IV ascendió al trono e instituyó una serie de reformas radicales, que tuvieron un resultado caótico.
Cambiando su nombre por el de Ajenatón, promovió como deidad suprema la hasta entonces oscura
deidad solar Atón, iniciando una reforma religiosa tendente al monoteísmo. En parte, el monoteísmo
de Ajenatón fue un producto del absolutismo real; los viejos dioses habían desaparecido, pero el rey
mantenía —para su propio beneficio político— su papel tradicional como mediador entre los
hombres y los deseos del nuevo dios. El faraón suprimió el culto a la mayoría de las demás deidades
y, sobre todo, trató de anular el poder de los influyentes sacerdotes de Amón en Tebas, a quienes
veía como corruptos. Al trasladar la capital a la nueva ciudad de Ajet-Atón (actual Amarna), Ajenatón
hizo oídos sordos a los acontecimientos del Cercano Oriente (donde los hititas, Mitanni y los asirios
se disputaban el control) y se concentró únicamente en la nueva religión. La nueva filosofía religiosa
conllevó un nuevo estilo artístico, que resaltaba la humanidad del rey por encima de la
monumentalidad.
Después de su muerte, el culto de Atón fue abandonado rápidamente, los sacerdotes de Amón
recuperaron el poder y devolvieron la capital a Tebas. Bajo su influencia los faraones posteriores
—Tutankamon, Ay y Horemheb— intentaron borrar toda mención de Akenatón y su «herejía», ahora
conocida como el Período de Amarna.
Cuatro estatuas colosales de Ramsés II flanquean la entrada de su templo de Abu Simbel.
Alrededor de 1279 a. C. ascendió al trono Ramsés II, también conocido como el Grande. El suyo
sería uno de los reinados más largos de la historia egipcia. Mandó construir más templos, más
estatuas y obeliscos, y engendrar más hijos que cualquier otro faraón. Audaz líder militar, Ramsés II
condujo su ejército contra los hititas en la batalla de Kadesh (en la actual Siria); después de llegar a
un punto muerto, finalmente aceptó un tratado de paz con el reino hitita. Es el tratado de paz más
antiguo registrado, en torno a 1258 antes de Cristo. Egipto se retiró de la mayor parte de sus
posesiones asiáticas dejando a los hititas competir, sin éxito, con el creciente poder emergente de
Asiria y los recién llegados frigios.
La riqueza de Egipto, sin embargo, se había convertido en un objetivo tentador para la invasión; en
particular, para los libios beduinos del oeste y los Pueblos del Mar, que formaban parte de la
poderosa confederación de piratas griegos del mar Egeo. Inicialmente, el ejército fue capaz de
repeler las invasiones, pero Egipto terminó por perder el control de sus territorios en el sur de Siria y
Palestina, que en gran parte cayeron en poder de los asirios e hititas. El impacto de las amenazas
externas se vio agravado por problemas internos como la corrupción, el robo de las tumbas reales y
los disturbios populares. Después de recuperar su poder, los sumos sacerdotes del templo de Amón
en Tebas habían acumulado vastas extensiones de tierra y mucha riqueza, debilitando al Estado. El
país terminó dividido, dando inicio al Tercer Periodo Intermedio.
Tercer Periodo Intermedio (c. 1070-656 a. C.)
Artículo principal: Tercer periodo intermedio
Comienza con la instauración de dos dinastías de origen libio que se repartieron Egipto: una, desde
Tanis, la bíblica Zoán, en el Bajo Egipto, y otra, cuyos reyes tomaron el título de Sumos sacerdotes
de Amón, desde Tebas. El periodo termina con la dominación de los reyes Cushitas. Son las
dinastías, parcialmente coetáneas, XXI a XXV.
Apries. Periodo Tardío.
Periodo Tardío o Baja Época (c. 656-332 a. C.)
Artículo principal: Periodo Tardío
Comienza con la dinastía Saíta, sigue una dinastía nubia, un intento de invasión asirio y con dos
periodos de dominación persa, así como con varias dinastías coetáneas de gobernantes egipcios
independientes. Egipto se convirtió finalmente en una satrapía. Son las dinastías XXVI a XXXI.
Periodo Helenístico (332-30 a. C.)
Artículo principal: Periodo Helenístico de Egipto
Véanse también: Alejandro Magno, Alejandría y Periodo helenístico.
Alejandro Magno.
Se inicia con la conquista de Egipto por Alejandro Magno de Macedonia en 332 a. C., y la llegada al
poder en 305 a. C. de la dinastía ptolemaica, de origen macedonio. Finaliza con la incorporación de
Egipto al Imperio romano tras la batalla de Actium, en el año 31 a. C. En el año 30 a. C. muere
Cleopatra y Egipto se convierte en una provincia del Imperio romano.
Periodo Romano (30 a. C.-640 d. C.)
Artículo principal: Periodo Romano de Egipto
El 30 de julio del año 30 a. C., Octavio entró en Alejandría, liquidando definitivamente la
independencia política de Egipto y convirtiéndolo en provincia romana.
Pasó a sus sucesores el Imperio bizantino después que el Imperio romano fuera repartido el año 395
en Occidente y Oriente, y permaneció en sus manos hasta la conquista por el pueblo árabe del año
640. Los últimos vestigios de la tradicional cultura del Antiguo Egipto finalizan definitivamente a
comienzos del siglo VI, con los últimos sacerdotes de Isis, que oficiaban el templo de la isla de File,
al proscribirse el culto a los "dioses paganos".
Replica de la Piedra Roseta
Tutmosis III
Egipto